jueves, 15 de agosto de 2013

UN CUENTO CORTO: CONOCIENDO A VARIA

Hola a todos.
Hoy, me gustaría compartir este cuento con vosotros. Es muy corto. Tiene un final muy abierto. Transcurre en la ciudad de Melbourne, en Australia, durante la década de 1960.
Espero que os guste.
Se llama Conociendo a Varia. 

        Era su día libre. 
        Le gustaba pasarlo sola encerrada en su casa. Daba cuenta de una botella de vino. Y ponía el tocadiscos. Nadie iba a molestarla. De hecho, tenía descolgado el teléfono.     
         La música lo envolvió todo. Escuchó la voz de John Lennon cantando. Empezó a bailar. Estaba descalza. Se movía al ritmo de la alegre música. All you need is love. 
        Varia Monroe todavía creía en el amor. Pese a que le habían destrozado el corazón…Pese a que su marido le había sido infiel en muchas ocasiones…Pese a que nunca había sido feliz en su matrimonio…Pese a que lo mejor que pudo haber hecho su marido por ella fue morirse…A pesar de todo…
         Todavía creía en el amor.
         Era una romántica. Todo el mundo se lo decía. Era una romántica incurable…
         Su pelo era de color rubio. Sus ojos eran de color violeta. Solía llevar su pelo recogido en una coleta. No era la clase de mujer que solía pasar desapercibida. Vestía a la moda. Era muy atractiva. 
         Tenía treinta años. ¿No había llegado la hora de que madurase un poco? Era viuda… No tenía hijos…Pero era la hermana de un prestigioso editor de la ciudad. Podía dedicarse de lleno al negocio en el que trabajaba su hermano. No tenía que estar todo el día soñando despierta.
         Ya era mayorcita para hacer esas cosas.
         A Varia no le importaba mucho la opinión de la gente. Si tuviera que vivir con lo que los demás decían de ella…Entonces no saldría nunca de su casa…No le hacía daño a nadie…Tenía treinta años…Bueno…¿Y qué? ¿Acaso era un delito ser una soñadora de treinta años? Varia tenía un buen trabajo, ya que poseía un conocido restaurante. El local se encontraba en pleno centro de la ciudad y acudía, en ocasiones, toda la élite del país a cenar allí. Varia abrió el restaurante al poco tiempo de morir su marido en un accidente de coche con el fin de intentar distraerse y olvidar el hecho de que su matrimonio fue desde el primer momento un rotundo fracaso y el hecho de que no había tenido hijos, aunque la culpa no fue suya, sino de su marido, que era estéril, lo cual la consolaba dentro de lo que cabía porque no se atormentaba pensando que su marido había llenado el país de hijos bastardos.
         El hermano de Varia, Harry, veía con muy malos ojos que su hermana viviese sola. ¿Es que no tenía una familia? Su padre había muerto años atrás, cuando Harry era un adolescente y Varia era una niña pequeña. Pero su madre todavía vivía. Y también vivía su abuela. Harry estaba casado. Era la segunda vez que se casaba después de que su esposa lo abandonase por otro…Y este matrimonio no iba del todo bien…Varia estaba al tanto de las infidelidades de su hermano. Se había casado con su secretaria a la que había seducido para que no renunciase a su puesto de trabajo, cansada de sus desprecios. La joven, de familia muy humilde, sucumbió a los encantos de su jefe. Quería triunfar dentro del ámbito editorial, estaba cansada de ser una solterona y no tenía escrúpulos a la hora de acostarse con su jefe. Pero el matrimonio fue un fracaso desde el primer momento. Varia los culpaba a ambos. Sobre todo, a Harry. No era capaz de hacer feliz a ninguna mujer. 
         Su hermano no servía para el matrimonio. Lo dijo la primera vez que se casó y lo repitió cuando se casó por segunda vez.
         Varia no necesitaba los favores de nadie para prosperar en la vida. Tenía un trabajo que le gustaba. Ganaba dinero. Los inicios habían sido muy duros, pero había logrado salir a flote ella sola. Preparando toda clase de platos y satisfaciendo los paladares más selectos, Varia había descubierto que no necesitaba a nadie para poder triunfar en la vida y, de paso, ser feliz.
          Se bastaba así misma para salir adelante. Ya no era ninguna jovencita. Se había dejado engatusar por el primer hombre que la había besado. Y había pagado aquel error con un matrimonio que fue un desastre. 
         No había guardado el celibato desde que se quedó viuda, sino que se dedicó a ir de amante en amante. Muchas mujeres de aquella época se habían desinhibido y Varia no iba a ser menos que nadie. Pero soñaba con encontrar el verdadero amor. El sexo estaba bien…A Varia le gustaba el sexo…¡Alguna ventaja tenía que tener el haber estado casada con un mujeriego impenitente! Pero no había llegado virgen al matrimonio. Antes de yacer con su marido, Varia se había acostado con unos cuantos hombres. Su hermano le echaba en cara aquel tipo de comportamiento. Pero se callaba en cuanto Varia le echaba en cara las múltiples aventuras amorosas que había tenido durante su primer matrimonio, después de éste y, ahora, durante el segundo. La primera esposa de Harry lo abandonó cansada de sus infidelidades. Pero, antes, le puso los cuernos de manera pública con el brazo derecho teniente de Alcalde de la ciudad. Fue una humillación para Harry. Su ego quedó herido de manera irremediable. Varia entendió las razones que habían movido a su cuñada a obrar de aquel modo. 
         Varia había encontrado un nuevo amante en la figura de un compañero de trabajo de Harry, un divorciado sin hijos llamado Richard. Ella tampoco tenía hijos. Desde que éste iniciase su relación con Varia, su relación con Harry había ido a peor. No se soportaban desde la primera vez que se vieron, hacía unos pocos años. Richard era el amante de Varia. Y se lo restregaba a Harry cada vez que se veían. Claro que…Antes se había restregado con Varia…
         Harry sabía que Richard iba todos los días a comer y a cenar al restaurante que regentaba con gran éxito Varia. ¿Es que su hermana era tonta o qué?, se preguntaba Harry. ¿Cómo podía acostarse con alguien que trabajaba con él? ¡Y, encima, se acostaba con Richard! ¡Con Richard! ¡El tipo más imbécil de todo Melbourne!
         Desde que perdiese la virginidad a la edad de catorce años, Varia se había acostado con bastantes hombres. Hubo un periodo de tiempo en el que su actividad sexual se redujo a una sola persona. Su marido. Varia creía haber encontrado al amor de su vida. Pero se equivocó. Varia utilizaba el sexo para encontrar el amor. Cuando su marido falleció, Varia le guardó luto durante unos meses, como señal de respeto y todavía vestía de negro de manera ocasional.
         Se había fijado en Richard hacía algún tiempo. Le gustaba aquel hombre…En realidad, lo que más le gustaba de él era su forma de mirarla. Una noche, Varia fue a las oficinas. Sabía que Harry no estaba. En cambio, sabía que Richard sí estaba y se dispuso a seducirle de tal manera que pareciese que había sido él quien la había seducido. Estuvieron hablando durante un rato. Richard se sentía atraído por Varia desde la primera vez que la vio. Era una belleza. Por eso, cuando, casi por casualidad, Richard se dedicó a acariciar a Varia, ésta la dejó hacer. Durante todo el acto, Richard tuvo la impresión de que Varia le estaba comparando. Había sido un poco ingenuo al pensar que Varia, a la edad de treinta años y viuda, seguía siendo virgen. Pero le asombró el descubrir que Varia poseía una experiencia y una capacidad amatoria muy similar a la de él. A partir de aquella noche, Richard y Varia se convirtieron en amantes. Harry se enteró al día siguiente de lo ocurrido cuando, al entrar en su despacho, encontró un sujetador encima de la mesa que él reconoció como el sujetador de Varia.
         Otra de las cosas que no le gustaban a Harry de su hermana era el hecho de que Varia fuera a discotecas y bebiera cubatas.
-Lo que está haciendo tu hermana no lo hace una mujer decente, Harry-le dijo en una ocasión Emma.
         Emma había sido su secretaria. En la actualidad, era su esposa y a Harry le exasperaba el sentido del pudor que tenía. Hubo un tiempo en el que creyó que había vencido el sentido del decoro de Emma. Sin embargo, nada más casarse, descubrió que Emma sólo había estado fingiendo que era tan apasionada como él. La mujer se escandalizó mucho el día en el que descubrió que Varia coqueteaba con hombres en locales nocturnos. Harry también estaba escandalizado.
         Emma era una mujer bellísima y Harry había pensado en un primer momento que podría despertarla a la sensualidad, pero no lo había conseguido.
         Harry había escuchado en muchos sitios que las mujeres como Varia terminaban mal porque no se comportaban como mujeres decentes; lo único que Harry pedía era que su hermana adquiriese algo de sentido común…Aún no era tarde…Pero era inútil…
         Le pidió a Emma que hablase con Varia. Estaba seguro de que, al menos, a Emma la escucharía. Pero su mujer le dijo que Varia era muy cabezota. No me escuchará, afirmó Emma. No insistas…
         Harry estaba desesperado. Su madre y su abuela no tenían ni idea del tipo de vida que llevaba Varia…¡Gracias a Dios!
         Varia no quiso hacer caso de los consejos de Emma. Su cuñada era una grandísima hipócrita. ¿Cómo se atrevía a criticarla? No estaba portándose de aquella manera por venganza hacia su marido. De hecho, hacía mucho que no pensaba en él. Su esposo había sido un hombre muy apuesto. Pero nada más. No estaba enamorada de él. Incluso había llegado a la conclusión de que jamás lo había amado. En realidad, Varia sólo había estado enamorada del amor. El hombre con el que se casó años atrás era el hombre ideal en todos los aspectos para ella y Varia, desesperada por encontrar el amor verdadero, se había casado con él. Fue un error. Ahora lo sabía…Aquel hombre tenía parientes en Inglaterra. Era muy guapo y muy rico. Fue un sueño hecho realidad…Y también fue una pesadilla hecha realidad…
         Varia iba a la peluquería al menos una vez a la semana.
         Su peluquera le ponía al tanto de los cotilleos que circulaban por la ciudad. Lo hacía mientras le lavaba el pelo. Varia tenía un pelo realmente precioso, se decía.
         A Diane le gustaba ir a la peluquería.
         Se distraía mientras se ponía guapa.  
         Varia iba siempre vestida a la moda. Al menos, no se había cortado el pelo como habían hecho otras mujeres. Incluso la propia Emma se había cortado el pelo como lo llevaba la modelo Twiggy en un intento por parecer moderna. Pero no lo había conseguido. Varia estaba considerada como una de las mujeres más elegantes de toda la ciudad. Con o sin peinado parecido al de Twiggy...Tenía su propio estilo. Se decía que los políticos que iban a cenar a su restaurante pasaban a saludarla. Y le besaban la mano.
         Las mujeres de los políticos, por el contrario, besaban a Varia en las mejillas.
         Todo Melbourne adoraba a Varia.
         Era conocida en toda la ciudad. Varia tenía la sensación de que Melbourne se había rendido a sus pies. Vivía sola. Disfrutaba de su propia vida. No tenía nada más que pedir. Sólo quería disfrutar de la sensación de libertad que jamás había tenido. 
          Un amante maravilloso...Un trabajo que adoraba...
         Se acostó sola aquella noche en su cama. 
          Varia agradecía el poder estar sola. 
          Apreciaba demasiado su independencia. La había valorado tras toda una vida sometida a los dictados sociales. La gente no se daba cuenta de que los tiempos estaban cambiando. Ella no quería quedarse atrás. 
           Sonrió para sus adentros. Era una mujer libre. Y quería serlo durante mucho tiempo. 
           Se podía soñar con el amor. Pero también se podía soñar con la independencia. Con la libertad...
           Cerró los ojos. Suspiró hondo. Se quedó profundamente dormida. 

 Le he puesto a Varia el rostro de la actriz Romy Schneider, una mujer que sufrió mucho. Vivió atormentada por el personaje que la lanzó a la fama, Sissi. Se sintió incomprendida y, al contrario que Varia, le fallaron las fuerzas. Pero las dos quisieron luchar contra el mundo. Con distintos finales...

2 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho la personalidad de Varia, una mujer fuerte que sabe lo que quiere :)
    Por cierto, me encanta la actriz Romy Schneider :)
    Besos,

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    1. Hola Trinity.
      Me alegro de que te haya gustado.
      Romy Scheneider es una gran actriz. Ha interpretado a personajes llenos de fuerza. Los hacía suyos porque se identificaba con ellos. La mayoría eran como ella, rebeldes y atormentados.
      Un fuerte abrazo, Trinity.

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