domingo, 4 de agosto de 2013

Y, POR FIN, CON TODOS USTEDES, EL NUEVO Y REESCRITO "CRUEL DESTINO"

Hola a todos.
¡Estoy super contenta! A pesar de que todavía me queda un poco por reescribir, no he podido aguantar más. He escrito un nuevo trozo de Cruel destino. 
Vamos a hacer memoria.
Tres hermanas que son consideradas por muchos como unas solteronas. La mayor, Mary, (antes María) vive traumatizada por un oscuro secreto de su pasado (hemos visto de qué se trata, pero todavía queda algo más). Mary es cortejada por lord Robert (antes don Roberto), el conde de Maredudd (antes era de Mora). Su hermana mediana, la prota, Sarah (antes Sara sin hache al final), está locamente enamorada de Darko, un criminal de los bajos fondos, sentimiento que es compartido por él. Pero Darko tiene miedo de hacerle daño a Sarah. De mancillarla con su pasado. Y tenemos a Katherine (antes Catalina) que vive una historia de amor clandestina con su profesor de piano, Stephen Winter.
De momento:
-Katherine y Stephen prosiguen con su romance.
-La madre de las jóvenes bendice la relación entre Sarah y Darko.
-Lord Robert ha pedido en matrimonio la mano de Mary y el pánico que ésta siente hacia su noche de bodas va en aumento.
Ahora, después de casi un año sin colgar nada de esta historia (la última entrada es de octubre del año pasado), vamos a ver lo que ocurre finalmente.
Quiero ir avanzando poco a poco. Sin prisas, pero tampoco sin pausas.
Para situarnos. Estamos en la isla de Holy, en Gales, en el año 1823.
Poco a poco, sabréis más cosas de esta historia.
De momento, vamos a ver este trozo en el que aparece la pareja protagonista: Darko Raven y Sarah Wynthrop (antes Sarah Fernández).
Espero haber aclarado las cosas. Y espero que os siga gustando.
Iba por la mitad o un poco más cuando la dejé colgada. Todavía queda más que contar. Y las cosas van a cambiar mucho. Espero que el final, aunque un tanto...En fin...No puedo adelantarme a los acontecimientos.
Aquí tenéis el nuevo trozo de Cruel destino:

             A la noche siguiente, Sarah estaba esperando a Darko. Caminaba por la orilla de la playa con aire risueño. Tenía la sensación de que estaba flotando en el aire.
            No es real, pensaba feliz. Su madre aprobaba su relación con Darko. ¡No se lo podía creer! El recuerdo de su hermana fallecida pesaba mucho sobre mistress Wynthrop. No quería ver sufrir a sus hijas. Sarah le recordaba mucho a ella. Las tres hermanas no habían conocido a su tía. Pero sí habían oído que se había suicidado por amor. Les parecía algo absurdo. Hasta que Katherine intentó cortarse las venas.
-¡Sarah!
            Una voz masculina sacó a la joven de sus ensoñaciones.
-¡Darko!-gritó a su vez.
            Reconocía al propietario de aquella voz tan amada por ella.
-¡He venido!-gritó Darko-Siempre vendré a verte.
           Fue corriendo hasta donde estaba Sarah y la besó con fuerza en la boca.
           Se sentaron sobre la arena. El mar estaba en calma aquella noche. La Luna estaba entrando en el Cuarto Menguante. Sarah tenía la sensación de que las estrellas brillaban más que nunca aquella noche.
-Mi madre sabe lo nuestro-le contó a Darko-Y me ha dicho algo que me ha dejado de piedra. Aún no me lo creo. ¡Nos apoya!
             En un primer momento, el hombre pensó que no había entendido nada de lo que Sarah había querido decirle.
-Repítemelo-le pidió-Tu madre ya sabe lo nuestro. Y...¿En serio nos apoya?
               Sarah asintió con vehemencia. Su radiante sonrisa lo decía todo.
              Darko pensó que era demasiado irreal. La madre de Sarah iba a ser una de sus aliadas. ¡Eso no ocurría en la vida real! Mistress Wynthrop debía de impedir su romance a toda costa. ¡No darles su bendición! Eso nunca pasaba.
-¡No me lo creo!-se rió Darko.
-Pues deberías creértelo-apostilló Sarah risueña.
               Darko tenía la sensación de que todo iba demasiado deprisa. Estaba acostumbrado a pelear para conseguir algo. Había luchado contra los sentimientos que Sarah despertaba en él.
-Mi madre hablará con mi padre-prosiguió la joven.
            Se recostó contra el cuerpo de Darko. Le gustaba sentir en su espalda la dureza de su pecho.
-¿Lo sabe tu madre todo de mí?-le preguntó el hombre-¿Sabe lo del club? ¿Sabe a lo que me dedico? Tú lo sabes. Pero...¿Y ella? Creo que no le has contado nada.
-Me he sincerado con ella-respondió Sarah.
-Y, aún así, nos apoya.
-¡Pues sí!
              Sarah se echó a reír. Darko también se echó a reír.
-¡Qué locura!-exclamó.
              Los dos tenían la sensación de que estaban viviendo un sueño. Su romance había sido una locura desde el primer momento. Darko tenía las piernas abiertas y extendidas. Sarah se había acomodado entre sus piernas, pero le daba la espalda. Los dos trataban de visualizar un futuro feliz. Darko acarició con la yema de los dedos las mejillas de Sarah.
              Sus sueños iban camino de hacerse realidad.
-¿Te gusta el nombre de Therese?-le preguntó.
-Es un nombre muy bonito-respondió Darko-¿Quieres que una de nuestras hijas se llame así?
-Me lo ha pedido mi madre. Así se llamaba mi abuela.
-Therese Raven...Lidia Raven...Daisy Raven...Son nombres que suenan bien.
            Sarah lanzó una carcajada llena de alegría. Sus hijas no tardarían en ser una realidad. Aún podían ser una realidad. Ella era joven, gozaba de una salud de hierro y era fuerte. Podían ser padres en cualquier momento. Una vez casados...Claro...
-Te avisaré cuando mi madre haya hablado con mi padre-le dijo Sarah a Darko.
-Iré a hablar con él-le prometió el hombre-Y no me iré de tu casa hasta que no me haya dado tu mano. Olvidaré mi pasado. Tú me ayudarás a ser un hombre mejor.
            Sarah se dio la vuelta y quedó de rodillas sobre la arena. Besó a Darko con suavidad en los labios. Él se sintió conmovido. Aquella joven tenía el don de sacar lo mejor de él. De hacerle desear ser más generoso. Más bueno...



              Pero seguía teniendo miedo. No se podía borrar un pasado como el suyo de un plumazo. Tenía muchos enemigos. Gente dispuesta  a hacerle daño donde más le podía doler. Y lo que más le dolía era Sarah.
-¿Podrás olvidar todo lo malo que he hecho?-le preguntó a la joven.
-Tú no me has hecho nada malo-respondió Sarah-¿Por qué te tengo que perdonar?
             Le sonreía de aquel modo tan cautivador.
-Pero tengo miedo de hacerte daño-se sinceró Darko.
             Sarah negó con la cabeza.
-Sólo me harías daño si te alejaras de mí-le aseguró-Y sé que eso no va a pasar.
            Darko tenía muchas dudas. Todo lo que estaba viviendo era demasiado irreal. No se lo acababa de creer. En cualquier momento, podría despertarse. Y se daría cuenta de que había estado soñando. No quería soñar por miedo a despertar. La realidad siempre le hacía daño.
-Sarah...-susurró Darko.
            La joven le abrazó con fuerza. Apoyó la cara sobre el hombro de Darko. Él hundió la cara en su pelo.
            Tenía miedo de perder a Sarah. Y ella, a su vez, vivía con el miedo de perder a Darko. Antes o después, sus sueños se harían realidad. Estarían casados.
             Sarah llenó de besos el rostro de Darko. Los dos acabaron tumbados sobre la arena de la playa. Se fundieron en un beso apasionado. Darko llegó, incluso, a recorrer con sus labios el cuello de Sarah. La joven llevaba puesto el camisón. Se lo ocultaba con una capa negra. Darko bajó un poco la manga del camisón para besarle un hombro. Habría podido ir más allá.
            Pero notó que Sarah se ponía rígida. Entonces, él se apartó de ella.
-Lo siento mucho-se disculpó.
              Temblaba del deseo que le invadía de tener a la bella Sarah entre sus brazos. Quería llenar su hermoso cuerpo de caricias. Quería hacerla suya. Los ojos de Sarah eran una invitación a que hiciera realidad su deseo. Pero el sentido común se impuso.
-No ha pasado nada-susurró Sarah.
              Estaba acalorada. No se atrevía a mirar a Darko a los ojos.
-Pronto, estaremos casados-le recordó él-Tendremos todo el tiempo del mundo para nosotros.
-Lo sé-admitió Sarah.
-Podemos esperar.
            Se sonrieron.
            Se pusieron de pie. Para Sarah, era la hora de volver a casa.
-Tengo que irme-se lamentó la joven.
-Dentro de poco, no tendrás que irte nunca más de mi lado-le prometió Darko.
-¡Ojala llegue ese día pronto!
-Te amo, Sarah.
              Darko cogió la mano de la joven.
-Yo también te amo-le corroboró Sarah-Nunca dejaré de amarte.
               Le acarició la mejilla con la mano. Darko le cogió la muñeca y se llevó la mano a los labios. Se la besó con suavidad.
-Nos vemos mañana-le dijo.



             Sarah volvió a casa mientras pensaba en lo ocurrido en la playa. Ella y Darko habían estado muy cerca de dar rienda suelta a todo el deseo que acumulaban el uno por el otro.
            Es todo un caballero, pensó Sarah conmovida.
            Hablaron de esperar hasta estar casados. Posiblemente, se casarían después de la boda de Mary con el conde de Maredudd. Y la boda de su hermana no tardaría mucho en celebrarse.
            Sarah sonrió para sus adentros. En breve, estaría casada con Darko. Y podrían dar rienda suelta a sus deseos más ocultos.
            Todo estaba saliendo a las mil maravillas. Tan sólo quedaba esperar un poco más. Y la espera, pensó Sarah, habría merecido la pena.

2 comentarios:

  1. ¡Hola, Laura!

    Debes de estar muy contenta por avanzar con la corrección y también por continuar con la historia, además, el poder presentar nuestros escritos en sociedad, por así decir, es una maravilla; este fragmento me ha gustado muchísimo.

    Besos.

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  2. Hola Aglaia.
    Me alegro mucho de que te haya gustado.
    Como ya he dicho, quiero tomarme las cosas con calma y falta aún mucho por ver.
    ¡Ojala te guste lo que viene a continuación!
    Un fuerte abrazo.

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