sábado, 7 de septiembre de 2013

FRAGMENTO DE "UN AMOR PROHIBIDO"

Hola a todos.
Mientras sigo deshojando la margarita de la publicación, aquí os traigo un fragmento de mi novela Un amor prohibido. 
Mañana, me gustaría compartir con vosotros una noticias que espero que os agrade.
De momento, aquí tenéis un fragmento de Un amor prohibido. 

               A sus trece años, la hija de Sean y Sarah O’ Hara, Olivia, tenía más traza de chicazo que de futura mujercita. Las vecinas pensaban que la chiquilla estaba completamente loca. Igual que su madre. Sólo alguien que no estaba en su sano juicio habría hecho lo que hizo Sarah. Lo abandonó todo para estar con el amor de su vida.
            De eso habían pasado ya muchos años. Y Sarah se lamentaba de lo que había hecho. Sean la había defraudado en todos los aspectos. Como marido…Al menos, era un buen padre para los tres hijos de la pareja: Dillon, Tyler y Olivia.
            La chiquilla parecía un chicuelo. De hecho, vestía como tal. Con pantalones de muchacho…Camisas de muchacho…Sombreros de muchacho…A Sarah le costaba trabajo convencerla para que se pusiera un vestido. Sólo accedía a llevar vestidos los domingos. Cuando tenían que ir a Misa. A la salida de la Iglesia, Olivia se iba corriendo a casa. Se quitaba el vestido. Se ponía unos pantalones.
            Odiaba su propio cuerpo.
            De buena gana, se habría cortado el pelo y se lo habría dejado tan corto como lo llevaban los chicos. Pero su madre se oponía. Decía que tenía un cabello precioso. Olivia no quería llevar trenzas, como las llevaban otras chiquillas de su edad, por lo que siempre llevaba el cabello suelto. Flotaba al viento.


            Sarah estaba lavando ropa en el lavadero que había detrás del rancho. Oyó algo parecido a un sollozo ahogado. Dejó los pantalones de Tyler en la pila. Los estaba lavando. Creía que algo le había pasado a Olivia. Reconocía la voz de su hija.
            La vio pasar como un rayo. Fue tras ella. La llamaba.
-¡Livie!-gritaba-¡Livie!
            Entró en la casa. Logró alcanzarla cuando Olivia se encerró en su habitación y se tiró encima de la cama para llorar su pena. ¡Aquel miserable de Shane había intentado besarla! Contuvo las ganas que tenía de vomitar.
-¡Madre, márchate!-le pidió muy bajito a su madre.
-No, no me iré-replicó Sara. Se acercó a Olivia despacio y se sentó a su lado en la cama-Ha pasado algo y necesito que me lo cuentes. Estás muy alterada, hijita-Le puso una mano en el hombro y le acarició el enredado cabello color caoba-Dime lo qué te ha pasado. ¿Te has peleado con alguien?
            Olivia se dio la vuelta y se abrazó fuertemente a su madre mientras sollozaba.
-Tranquila, cariño, ya ha pasado todo-le decía Sarah mientras le acariciaba el cabello para consolarla-Si no quieres contarme nada, no hables, pero llora si quieres. Llorar es bueno para el alma.
-Odio llorar-escupió Olivia-Sólo las niñas lloran. Llorar es de débiles.
            Se apartó de su madre y se secó las lágrimas con furia.
-¿Qué ha pasado, cariño?-le preguntó Sarah.
-Se trata de Shane-respondió Olivia-Uno de los hijos de Marty.
-¿Qué ha ocurrido?
-Estaba jugando yo al escondite con otros chicos. Entonces, ha aparecido Shane. Y…- Su estómago se contrajo al recordar cómo aquel perro había buscado su boca-Ha tratado de besarme.
-¡Jesús bendito!-se horrorizó Sarah-¡Voy a hablar con Marty ahora mismo!
-Él ya lo sabe. Nos vio mientras yo intentaba zafarme de las garras de ese…-Olivia sintió cómo las lágrimas volvían a sus ojos-Supo lo que estaba pasando y me apartó de él. Se quitó la correa y empezó a golpearle.
            Olivia estaba asqueada. ¿Acaso los hombres sólo querían una cosa de las mujeres?, se preguntó. ¿Sólo querían sus cuerpos? ¿Por qué Shane había querido propasarse con ella? ¿Habría hecho mucho más que besarla? ¡Ningún hombre me tendrá!, decidió Olivia.
            Sarah sintió pena de su hija.
            Aún es muy pronto, pensó.
            No debería de saber todavía cómo son los hombres en realidad. En el caso de Sarah, lo había descubierto cuando era ya demasiado tarde.
            Se dejó engatusar por aquel apuesto joven. Era alto y fuerte y muy guapo. Y Sarah era demasiado joven y estúpida.
            Cayó en las garras de Sean.
            Ahora, era demasiado tarde para dar marcha atrás.
            Hubo un tiempo en el que Sarah amó desesperadamente a Sean. Pero aquella época había pasado. A menudo, Sarah se preguntaba si seguía enamorada de Sean cuando se escapó con él. En el fondo, ya se le había caído la venda de los ojos. Pero ella se puso de nuevo la venda para no ver.
            A menudo, sentía las manos de Sean en su cuerpo y ella no sentía nada.
            Se obligaba así misma a cumplirle como mujer. Porque estaba casada con él. Sin embargo, hacía mucho que el corazón de Sarah ya no le pertenecía a Sean. Seguía casada con él casi como una manera de castigarse así misma por haber huido con él. Y porque era el padre de sus hijos. No le debía nada.
            Consoló a Olivia. Su hija estaba descubriendo cómo eran los hombres.
-No hagas caso a Shane-exhortó a la niña-La próxima vez que intente algo, dale una patada en los huevos.
-Eso fue lo que hice, madre-se sinceró Olivia.
            Sarah se echó a reír.
-¡Ésa es mi niña!-exclamó-Ahora, ve a lavarte un poco. No quiero verte llorar por Shane, Livie. No vale la pena.
-Madre…-susurró Olivia-No quiero crecer. No quiero casarme. Los hombres…
-No todos los hombres son malos, hija mía. Te puedo asegurar que hay hombres buenos en el mundo. Pero es un poco pronto para hablar de ese tema. ¿No te parece? Anda. Ve a lavarte la cara.
            Olivia fue a lavarse la cara.
            Sarah permaneció sentada en la cama de su hija. Olivia sería el día de mañana una mujer distinta a ella. No se dejaría engatusar por ningún hombre. No cometería los mismos errores que cometió Sarah. Y que cometieron, antes que Sarah, otras mujeres de la familia. Entonces, Dillon asomó la cabeza por la puerta de la habitación. Vio a su madre sentada en la cama de su hermana.
-He visto pasar a Livie-dijo-¿Está bien?
-Tu hermana es mucho más fuerte de lo que crees-afirmó Sarah.
-¿Y tú estás bien, madre?
            Sarah no supo qué responderle a su hijo. 

2 comentarios:

  1. Hola Laura,

    Me encanta la historia, tiene una pinta estupenda. Estaré atenta para seguirla!!

    Besos y feliz fin de semana!!

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    1. Hola Rae.
      En realidad, se trata de un fragmento de una de mis novelas, "Un amor prohibido".
      No sé cuándo la publicaré, pero he querido colgar aquí un fragmento.
      Me alegro de que te guste.
      Un fuerte abrazo, Rae. Y feliz fin de semana.

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