sábado, 19 de octubre de 2013

LA VIUDA DE LA ATALAYA

Hola a todos.
¡Por fin es sábado!
Hoy, toca un nuevo fragmento de La viuda de la atalaya. La misteriosa Nicole Bascomb entra en escena.
Y se fija en las dos primas.

                             Treinta años, pensó Nicole.
                             Llevaba treinta años atrapada en aquel lugar.
                             Se fijó en la joven que vegetaba sentada en un balancín. De algún modo, Nicole se sentía unida a ella. Otra pobre viuda con el corazón roto por un amor ingrato, pensó. Nadie la veía.
                             La joven se llamaba Erin. No le parecía una joven fea. Al contrario...Era muy atractiva. Nicole la conocía de verla en el castillo corretear de un lado a otro. Antes de enamorarse de Bastien, Erin había sido muy alegre. Había sido también muy extrovertida. Siempre estaba haciendo visitas a las casas de sus vecinos.
-Yo te entiendo-le susurró Nicole.
-¿Nessie?-inquirió Erin sobresaltada.
                        Miró por todas partes buscando a su prima. Pero Vanessa no estaba en su habitación.
-¿Quién me ha hablado?-preguntó Erin en voz alta-¿Quién anda ahí? ¿Nessie? ¿Eres tú?
                        Nicole se acercó a ella y se fijó en su mentón ligeramente cuadrado. Su nariz era recta. Y sus ojos eran grandes y de mirada profunda. Los ojos de Erin parecían estar vacíos de toda expresión. Estaban cubiertos por una fina capa de pestañas doradas. Su piel se estaba tornando blanquecina del tiempo que llevaba encerrada en el castillo. Ya no se parecía en nada a la joven que salía a la calle sin querer llevar puesto el sombrero sobre su cabeza. O sin querer llevarse la sombrilla para protegerse de los débiles rayos del Sol inglés.
                     Nicole alzó la mano y acarició con sus dedos invisibles el rostro de Erin. Un escalofrío recorrió la columna vertebral de la joven. Había alguien en la habitación. Alguien a quien ella no podía ver.
                     El cabello de Erin, de color rojo, estaba suelto. Siempre lo llevaba suelto. Le caía en graciosos rizos por la espalda. Lo llevaba algo enredado.
-No tengas miedo-le susurró Nicole.
-¿Quién eres?-preguntó Erin.
-Soy como tú. Otra viuda...
                       Erin se puso de pie de un salto y Nicole se percató de lo alta que era.



                      Muy asustada, Erin salió corriendo de la habitación.
                      Vanessa estaba en la atalaya. Miraba con cierto pesar hacia el horizonte. Dos amores que se truncaron, pensó la joven. Nicole había sido abandonada por su amante. Y Erin había sido abandonada por el hombre que ella amaba.
                         En aquel momento, apareció Erin corriendo en el atalaya.
-¡Nessie!-chilló.
                         Su rostro estaba desencajado. Vanessa se asustó porque su prima estaba muy pálida. Parecía que estaba a punto de desmayarse.
-Hay un fantasma en mi habitación-le contó-Ha hablado conmigo.
-¿Qué estás diciendo?-se asustó Vanessa.
-Dice que ella es como yo. He podido sentirla. Era una mujer.
-Nicole...
-¿Cómo lo sabes?
                        Los pasos de Nicole la llevaron hasta la atalaya.
                         Vio a Erin. No estaba sola porque había una muchacha más joven a su lado acompañándola.
                           Era una joven con el cabello de color rubio. Sus ojos eran de color azul claro, como el cielo. Había una auténtica preocupación en aquellos ojos al posarlos sobre Erin.
-¿Acaso crees que el fantasma de Nicole Bascomb me está acechando?-inquirió la joven.
-Todavía no lo sé, prima-contestó Vanessa-Las dos fuisteis engañadas por dos hombres que no os amaron. Hay muchas similitudes entre vosotras.
-El caso de esa mujer es distinto. Bastien me amaba.
-¿En serio lo crees? Erin, todo el mundo sabe que Bastien te traicionó. Te fue infiel con Simone. Un hombre que ama de verdad a una mujer no la engaña con otra. Tú lo sabes.



                          Nicole pensó que Vanessa tenía algo de la inocencia que le arrebataron una vez. Se acercó a ella.
                         De pronto, un escalofrío recorrió la columna vertebral de Vanessa. Tenía la sensación de que Erin y ella no estaban solas en la atalaya. La atalaya...El lugar favorito de Nicole...
-Está aquí-susurró Vanessa.
-No nos hará daño-le aseguró Erin.
-¿Cómo lo sabes?
-Creo que le doy pena porque también me abandonaron. Como la abandonaron a ella.
-Será mejor que bajemos al salón.
                     Vanessa estaba aterrada. Empezó a caminar con paso apresurado.
                     Erin, en cambio, permaneció un rato más en la atalaya. Nicole y ella tenían muchas cosas en común.
                      Sabía que Nicole estaba allí.
                      No podía verla, pero sí podía sentirla.
-¡Erin!-la llamó a gritos Vanessa.
-Ya voy-contestó la aludida-Nicole...
-Sabes que Bastien no volverá-le volvió a susurrar aquella voz.
                    Era una voz cansada. La voz de una persona que llevaba sufriendo muchos años. Erin abandonó la atalaya a toda prisa. Pero sentía que Nicole se quedaba allí. Intuía que volvería a saber de ella antes o después.

2 comentarios:

  1. Uys, fantasmas de por medio, dan un poco de miedo estas cosas jejeje. Un besazo.

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  2. Uy pobre ya se le acercó el fantasma , pero me da penita porque el fantasma sufre como lo hace Erun. Sigue que adoro esta historia., un beso y buen sábado

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