martes, 29 de abril de 2014

SEGUNDAS OPORTUNIDADES

Hola a todos.
Hacía algún tiempo que no subía ningún trozo de Segundas oportunidades. 
Así que he podido hoy subir un trozo, aunque sea corto.
En esta ocasión, vamos a ver cómo Mary se arma de valor cuando Jonathan va a visitarla y le cuenta la verdad.
¿Cómo reaccionará nuestro protagonista?

-Jonathan...-murmuró Mary-Hay una cosa que me gustaría decirte. Pero no sé por dónde empezar. Y tengo miedo de que se vaya a enfadar y mucho conmigo.
-¿De qué se trata?-inquirió el joven.
-Es sobre mí.
                          La visita de Jonathan pilló un tanto por sorpresa a Mary. El joven deseaba establecer un contacto más estrecho con aquella mujer tan solitaria. Le daba mucha pena verla. Intuía que algo espantoso debió de haberle pasado en su juventud.
                          Mary se dio cuenta de que estaba llorando.
-¿Se encuentra bien?-le preguntó Jonathan-¿Qué es lo que me quiere contar? Me está preocupando.
-Siéntate-respondió Mary con voz dulce-Yo he sido mala.
                         De la garganta de Mary empezaron a fluir las palabras.
                        Intentó detenerlas, pero no pudo.
                        Habló de cómo acudió a una fiesta una noche, cuando tenía veintitrés años, en compañía de su hermana Sarah.
                        De cómo salió al jardín a tomar el fresco. Y de cómo alguien emergió entre las sombras de la noche y la atacó. Mary juró que intentó defenderse, pero no pudo. Y nadie pudo oír sus gritos clamando ayuda.
-Todavía hoy le puedo sentir-contó Mary-Puedo sentir cómo rasgaba mi vestido de fiesta. Cómo me golpeaba y me tiraba del pelo. Cómo me tocaba por todas partes. Cómo me besó de un modo tan asqueroso que pensé que me iba a desmayar de asco. Me besó por toda la cara y yo lo único quería era morirme. ¡Yo no quería! ¡Juro por Dios que no quería! Le siento encima de mí. Y...Recuerdo el daño que me hizo al violarme. Me hizo tanto daño que chillé mucho. Llenó de golpes mi cuerpo al defenderme yo porque sólo quería irme de allí. Nunca antes había estado tan aterrada como aquella noche. Pero eso no fue lo peor.
                     Mary cerró los ojos y las lágrimas cayeron sin control por sus mejillas.
-Lo peor fue que aquel canalla dejó su semilla plantada en mi interior-añadió con la voz ahogada-Me quedé embarazada. ¡Y deseé morirme porque no quería llevar en mis entrañas al hijo del hombre que me había destrozado!
-¿Qué le pasó al bebé?-quiso saber Jonathan, con una sensación de sospecha entrando en su mente.
-Una amiga mía no podía ser madre. Así que, cuando le confié que estaba embarazada, se ofreció a quedarse con mi hijo. Ella y su marido lo criarían como si fueran suyo. Le dije a mis padres que mi amiga me había invitado a pasar una temporada con ella en su casa solariega. Se lo creyeron. Nunca les conté nada. ¡Me habrían repudiado! Habrían pensado que era mi culpa por salir sola al jardín sin compañía aquella maldita noche. Una vez en su casa...Los meses pasaron y yo me estaba volviendo loca al pensar que estaba gestando al hijo de un malnacido. No lo sentía como mío. Y...Una noche...Yo...Salí a buscar ruda. Deseaba sacar a mi hijo fuera de mí. ¡Yo estaba loca! No pensaba en lo que estaba haciendo.
                       Mary se dejó caer en una silla. Los recuerdos de aquella espantosa noche se agolparon en su mente.
                      Jonathan se acercó a ella con paso tambaleante. Tenía la sensación de que se iba a desmayar en cualquier momento.
-Su amiga...-balbuceó el joven-Se llama Eliza Lennon. ¿No es así?
                     ¡Por favor, Dios, que sea ella!, rezó en silencio, con el corazón latiéndole a gran velocidad.
-Sí...-murmuró Mary-Jonathan...No me odies.
                      Un nudo se formó en la garganta del joven. Después de mucho tiempo y casi sin darse cuenta, había encontrado lo que estaba buscando. A quien estaba buscando. Cayó de rodillas junto a la silla en la que estaba sentada Mary.
-Madre...-murmuró.
                        Mary, al escuchar aquella palabra, se fundió en un fuerte abrazo con su hijo. Los dos permanecieron largo rato abrazados, llorando.
                         Se separaron apenas unos centímetros.
-La culpa no fue tuya-le aseguró Jonathan-No estabas bien por la salvajada que hicieron contigo. No puedo odiarte cuando eres una víctima. Eres una víctima y no mereces que sigas sufriendo ni un instante más.
-¿Cómo puedes perdonarme?-sollozó Mary-Si yo...
-No estabas en tu sano juicio aquella noche, madre. Eso le puede pasar a cualquiera. Pero estoy bien. Estoy vivo. ¿Quién lo hizo?
-¿Por qué quieres saberlo?
-¡Para meterle dos tiros en la cabeza! Tiene que pagar por lo que te hizo. ¡Alguien debe de hacerte justicia! ¿Quién lo hizo?
-No lo sé. Estaba todo muy oscuro. No le vi la cara.
                       Mary alzó la mano y acarició con ella la mejilla de Jonathan. Volvieron a abrazarse con fuerza.
                       Mary se odió así misma por lo que acababa de contarle a Jonathan. Sí vio la cara del hombre que la violó. Sí sabía quién era él. Pero aquel hombre era peligroso. Y podía hacerle daño a Jonathan si se enteraba de la verdad.
-Tienes los ojos de color turquesa-le susurró-En mi familia, todos tenemos los ojos de color turquesa. Y otra cosa más...Tu sonrisa...Sonríes igual que tu tía Sarah, mi hermana.

2 comentarios:

  1. Muy entretenido el capitulo niña.
    Bueno ya volvimos de unos dias de descanso, asi que andamos de nuevo por el barrio.
    Besotesssssssssssssss

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