viernes, 23 de mayo de 2014

EN LA ISLA

Hola a todos.
He podido avanzar otro poquito con En la isla. 
Espero que os guste este trocito que he escrito.

                 La modista les enseñó unas preciosas telas blancas que acababan de llegarle. Contó, muy nerviosa, que eran de París. Phoebe miró las telas casi con desdén, demasiado indiferente. No quería pensar que iba a hacerse su vestido de novia.
-Os quedará muy bien, milady-le aseguró la modista.
-No te veo muy ilusionada para estar ante tu futuro vestido de novia-observó Meredith. Había ido junto con Phoebe y con una criada a la modista-Lo cual no me extraña. Hay que tener en cuenta que no te casas con el hombre del que estás enamorada.
                Phoebe frunció el ceño.
-Lo último que quiero es discutir contigo sobre mi boda-afirmó-Ya he tomado una decisión. Lamento que no haya fiesta de compromiso. Nuestro padre quiere que el compromiso aparezca en The Times. Dentro de unos días, todo el país sabrá que voy a ser la próxima vizcondesa de Kirkcaldy. ¡Qué gran honor!
                  Phoebe tocó la tela blanca que le mostró la modista. Pensó que se habrían acabado para ella los vestidos oscuros. Desde hacía dos años, antes de la partida de Gabriel, se veía obligada a vestir vestidos marrones. Como una solterona...
-Puedes escoger otro color para tu vestido de novia-sugirió Meredith.
-¿Y qué color me sugieres?-inquirió Phoebe.
-Podrías encomendar tela de color negro. Y que te hagan un vestido de novia con ese color. Después de todo, más que una boda, tengo la sensación de que se va a celebrar un funeral.
                 Phoebe se envaró. Todavía recordaba el enfado de Meredith cuando se anunció su compromiso con lord Kirkcaldy. Tuvo que admitir que su hermana tenía razón. Estaba a punto de cometer el mayor error de su vida. Pero lord Kirkcaldy era su única oportunidad de casarse. Así lo pensaba ella.
                ¿Por qué Meredith no la apoyaba? Su hermana tenía la mentalidad de una chiquilla que todavía creía en el amor.
-Tengo que escoger tela para que me hagan un vestido para la boda-suspiró Meredith. No tenía ganas de ir a aquella boda. Pero tenía que estar al lado de su hermana-Un vestido...Creo que un vestido de color azul me iría bien. O, a lo mejor, un vestido de color rosa.
                 O un vestido de luto, pensó Meredith.
-Quiero que pienses en el lado bueno-le pidió Phoebe-Cuando me case, podré vestirme como quiera. No tendré que parecer una solterona.



                      Eso se había convertido en su principal obsesión. No quería terminar siendo una solterona.
-¿Desde cuándo te preocupa tanto la opinión de los demás?-le preguntó Meredith.
                      Phoebe guardó silencio.
-Tu hermana está haciendo lo correcto, prima-respondió Lily-Y tú deberías de empezar a pensar como ella. En cuanto Phoebe y yo nos casemos, mi tío te buscará un marido.
                     Meredith miró las telas que se amontonaban encima de la mesa. La modista les había hecho pasar a la trastienda.
                       Salió unos instantes para atender a unas clientas. Phoebe estaba muy pálida.
                       No quiere casarse, pensó Meredith.
                      Le dieron ganas de ponerse a gritar. No entendía el porqué Phoebe estaba obrando de aquel modo.
-Espero que lo pienses bien-afirmó Meredith-Y no cometas la locura que estás a punto de cometer.
                      Phoebe la miró con los ojos llenos de lágrimas.
-Quizás, por una vez en mi vida, esté obrando de manera correcta y sensata-replicó-Quizás, este matrimonio me sirva para madurar. Mi futuro marido es un buen hombre.
                       Pero no estás enamorada de él, pensó Meredith. Y sospecho que él, a su vez, tampoco está enamorado de ti. Lily se acercó a Phoebe y le dio un abrazo ligero.
-Vas a ser una esposa perfecta-le auguró.
                     Phoebe estaba como ida. Meredith lo percibió.
-Aún estás a tiempo de dar marcha atrás-le recordó.
                      Phoebe no se movió. Tenía la sensación de estar en un lugar lejano. Que su espíritu se había separado de su cuerpo.
                     Lo que le estaba pasando no le estaba pasando a ella. Le estaba ocurriendo a otra persona.
                     Gabriel, pensó con tristeza.
                     Meredith miró a su hermana. Tuvo la sensación de saber lo que estaba pensando su hermana. Está pensando en Gabriel, se dijo así misma. Y él no la ama.
                      Oyó a la modista llamar a Lily señorita Mary Therese. Vio a su prima enrojecer de rabia. Mary Therese era el verdadero nombre de Lily. A su prima la llamaban Lily de forma cariñosa desde que era pequeña. Pero odiaba que alguien la llamara por su verdadero nombre. No lo soportaba. Siempre había sido Lily para todo el mundo.

2 comentarios:

  1. Uy pobre Phoebe parece que va viento en popa su boda. Veamos que pasará, te mando un beso y te me cuidas

    ResponderEliminar
  2. uhmmmmm que malo es que tengas dudas antes de la boda ejejej casi que mejor dejarlo no?
    unos besotes cuidate

    ResponderEliminar