martes, 30 de septiembre de 2014

EN LA ISLA

Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de mi relato En la isla. 
Es un fragmento corto, pero intenso.
Espero que os guste.

                               La actitud de Phoebe tenía algo desconcertada a Meredith. Cuando regresó de su encuentro con Gabriel, encontró con que su hermana mayor se había encerrado en su habitación. Lily y lady Honora le informaron que lo único que hacía Phoebe era llorar sin parar.
-No quiere hablar con nadie-le explicó lady Honora-Ha salido a pasear sola sin llevarse a vuestra doncella. Y ha regresado llorando.
                            Meredith intentó entrar en la habitación de Phoebe, pero se encontró la puerta cerrada con llave.
-¡Vete!-gritó Phoebe desde dentro-¡No quiero hablar contigo! ¡No quiero hablar con nadie!
                              La joven pasó un día y medio encerrada en su habitación.
                              Ni siquiera quiso salir a comer.
                              Meredith intentó hablar varias veces con su hermana. Lo único que deseaba hacer era ayudarla. Pero se topó con el silencio de Phoebe.
                              Sólo podía escuchar el llanto desesperado de la joven. Poco imaginaba Meredith que Phoebe ya lo sabía. Se había enterado de su relación secreta con Gabriel. Lo que le pasaba a Phoebe era que tenía el corazón destrozado. No sólo porque su amor por Gabriel no era correspondido. Era porque sabía que Meredith era la mujer a la que su amado realmente amaba. Y no sabía qué hacer. La lealtad y el odio luchaban en su corazón.
                             Pero no podía odiar a Meredith.
                             Era su hermana menor.
                             Era la única que deseaba ayudarla. Phoebe entendía que no podía casarse con lord Kirkcaldy.
                             ¡Era una locura!
                              Aquella noche, Gabriel volvió a colarse por la ventana de la habitación de Meredith.



                              Tenía muchas ganas de ver a Meredith. De estar con ella.
                             Los dos sentían que aquellos encuentros furtivos ante la vieja fortaleza no eran suficientes. Ni siquiera cuando Gabriel se colaba por la ventana de la habitación de Meredith.
                             Al verle entrar en su habitación, el corazón de la joven empezó a dar saltos de alegría.
                             Se abrazó con fuerza a Gabriel. Se susurraron palabras de amor. Se fueron despojando el uno al otro de sus ropas.
                              Cayeron sobre la cama al tiempo que se besaban de manera apasionada. Se abrazaron con fuerza. Los labios de Gabriel recorrieron el cuello de Meredith. Llenaron de besos cada centímetro de su piel.
                            Ajenos a todo...
                            Ajenos al llanto de Phoebe...Ajenos al dolor de Phoebe...


2 comentarios:

  1. Uy pobre Phobe, me da mucha penita. Te mando un beso

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    1. Hola Citu.
      Phoebe es uno de los personajes más tristes que he creado.
      Un fuerte abrazo.

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