lunes, 18 de mayo de 2015

CARTAS A BIBI

Hola a todos.
Hoy, empiezo con la primera carta que Jorge le escribe a Bibi.
Es un proyecto bastante curioso. Podría tratarse de un fanfic. De hecho, tiene mucho de fanfic. No es un one shot. No es una novela.
Es, más bien, un conjunto de cartas que Jorge le escribe a Bibi. Todo transcurre después del final de Dos edades en el amor. Le he introducido algunos cambios, como que la acción se desarrolla en la isla gallega de Toralla.
Espero que os guste.
No es una novela. No es un relato. Pero estas cartas aparecerán con frecuencia por aquí.

                                   Mi adorada Bibi:

                                  Tener que verte en el hospital ha sido muy doloroso para mí. Cuando entré en la habitación donde habían llevado a tu madre, pensé que me derrumbaría.
                                  Tus hermosos ojos estaban hinchados por el llanto. Ni siquiera sabías que tu madre estaba embarazada. Germán y ella pensaron en contároslo a Pedrito y a ti a su vuelta de su luna de miel. Germán estaba como ido. Estaba en un rincón de la habitación hablando solo.
-Mi madre...-balbuceaste.
                               Me habías contado lo ocurrido entre sollozos cuando me llamaste por teléfono. Germán y tu madre estaban disfrutando de una romántica luna de miel mientras navegaban por la ría de Vigo. Pensaban en hacer un crucero por la Costa Azul. Pero tu madre se enteró de que estaba embarazada.
                               Me imagino que ella no cabría en sí de gozo. Se la veía realmente enamorada de Germán. Y ese hombre te quiere como un padre quiere a su hija.
-Será mejor que salgamos de aquí-te sugerí.
                             Tu hermano Pedrito estaba en casa con vuestra madrina, Marina, una amiga de vuestra madre. Tu abuela estaba en la habitación con ella.
-Empezó a sentirse mal ayer por la mañana-me contaste-Pero no quiso darle importancia.
-No me lo cuentes si no quieres-te pedí.
                          No habías comido nada desde ayer por la tarde. Tu madre empezó a sangrar de manera abundante. Germán decidió regresar a puerto y la llevó al hospital más cercano aquí, en Vigo.
                         Pero ya era demasiado tarde. Tu madre había perdido el bebé que esperaba. Entramos en la cafetería del hospital. Tú no querías comer nada.
-Lo último que tu madre necesita es que te derrumbes-te exhorté.
                       Pedí dos cafés, uno para ti y otro para mí. También pedí dos bollitos para ti. Tomamos asiento en una de las mesas que hay en el fondo. No había casi nadie en la cafetería. Mi querida Bibi, me asustaste al verte tan alterada.
-Ella ya lo sabe-me contaste-Lo supo esta mañana.
                       Estabas sola con ella. Germán parecía estar ido desde que vio que tu madre sangraba.
                       No pudiste contar con él. Te tocó a ti intentar calmar a tu madre. Pero ella estaba fuera de sí. Lloraba y gritaba y no paraba de mencionar que su bebé no podía estar muerto. Tú decías que te daba la sensación de que amaba a Germán más de lo que había amado a tu padre.
                     No conocí a tu padre. Pero me has enseñado fotos suyas.
                     Tienes de tu madre y de él.
                      Por encima de la mesa, te di un beso en la frente.
                     Nunca he sido un hombre fuerte. Creo que eso es algo que me dijo Germán cuando vino a verme. En ese momento, me di cuenta de lo mucho que me necesitabas. Tú eres fuerte, mi adorada Bibi. Pero también necesitas apoyarte en alguien. Y quiero que te apoyes en mí. Te esperan días muy duros. Y quiero que sepas que puedes contar conmigo para lo que necesites. Así te lo dije y trataste de sonreír, aunque no pudiste. No podías sonreír.
-Mi madre es una mujer fuerte, pero el médico me contó que no debió de haberse quedado embarazada-me confiaste-Cuando yo nací, tuvo un parto muy duro. Después, volvió a quedarse embarazada cuando yo tenía seis años. Pero...Mi padre falleció de forma inesperada. Y mi madre dio a luz a mi hermano Pedrito a los pocos días. Estuvieron a punto de morir los dos. El médico me comentó que el parto tan duro le dejó secuelas. Posiblemente, cada vez que conciba, aborte. Y...
-¿Qué quiere hacerle el médico?-te pregunté.
-Piensa que una ligadura de trompas sería la solución.
-Entonces, que la opere.
-Mi madre le contó a sus amigas que quería tener hijos con Germán. Él quiere ser padre. Dice que nos quiere a Pedrito y a mí como sus hijos. Pero...
-No es lo mismo.
                        Me dije a mí mismo que debía de ser fuerte para transmitirte fuerza.
                       Me incliné por encima de la mesa y te besé con ternura en los labios. Te besé en una mejilla.

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