viernes, 29 de mayo de 2015

CARTAS A BIBI

Hola a todos.
Aquí os traigo una nueva carta que Jorge le escribe a Bibi.
Veamos lo que le dice.

                                 Mi amada Bibi:

                                 Ha sido muy doloroso visitar esta tarde a tu madre.
                                 La Silvia que conocí hace algún tiempo no se parece en nada a la Silvia que está en la segunda planta del hospital. No la reconozco.
                                Se nota que es una mujer herida en lo más hondo. Germán tampoco estaba con ella esta tarde. Le has preguntado dónde estaba. Tu madre ha insistido en que estuvo un rato con ella por la mañana.
-Pero se marchó enseguida-respondió-Tiene que trabajar.
                             No quiere hablar del hecho de que ya no vaya a poder tener más hijos. No quiere ni pensar que el mayor deseo de Germán era ser padre.
-Vendrá más tarde-te aseguró.
                             Lo que más me asusta es que tus mayores temores se han cumplido y Germán ha supuesto una verdadera decepción. Algo que tu madre no quiere admitir.
                              Veo a una mujer que se siente muy sola. Que no entiende el porqué su marido desde hace un mes se ha alejado tanto de ella.
-¡No me hables de divorcio!-te rogó.
-Nadie ha hablado de eso-le recordaste.
-Germán me quiere de verdad. ¡Yo sé que me quiere!
                            Pero tu madre sufre por él. Llora por él. Y yo lo único que quiero es darte todo mi valor para afrontar esta dura prueba que os ha puesto la vida. Quiero que sepas que no tienes nada que temer cuando estamos juntos, mi adorada Bibi.
                            Tu madre se quedó profundamente dormida. Tu abuela y tú os turnáis para cuidar de ella. Pedrito todavía no ha venido a verla.
-Mi hermano tiene que asimilar demasiadas cosas-me confesaste en un aparte-Sabe que nuestra madre está ingresada. Pero no le he contado que ha perdido a su futuro hermanito.
-Puedes empezar a contárselo poco a poco-te sugerí.
-El problema es todo lo que ha venido después. No sólo con mi madre...
                            Estabas hablando de Germán. Si te soy sincero, me he llevado una gran decepción con ese hombre.
                            Hace poco, pensaste que estabas embarazada. Yo me asusté porque no me veía preparado para ser padre. Creo que te lo he contado varias veces. Germán fue a buscarme.
                            Habló conmigo actuando como si fuera tu padre. Entonces, me di cuenta de que estaba cometiendo un grave error. Te bajó el periodo mientras tu madre estaba de luna de miel y supimos que no íbamos a ser padres. Aún así, fue muy triste porque nos habíamos hecho a la idea de que íbamos a tener un hijo.
                           Me gustaría poder hablar con él. Decirle que me parece el mayor cobarde que jamás he conocido.
                            ¿Acaso todo el sermón que me echó no se lo aplica? ¿Acaso ha olvidado que su mujer le necesita?
                             Los dos regresamos a casa.
-Te agradezco que estés a mi lado, Jorge-me dijiste.
-He aprendido una lección-admití-No quiero ser como Germán.
                           Te llevé a casa al tiempo que tu abuela salía.
-¿Dónde está Pedrito?-le preguntaste cuando bajaste del coche.
                          No escuché la respuesta. Nos habíamos despedido ya. Regresé a mi casa, ya que vivimos muy cerca el uno del otro. Vivimos en la misma urbanización.
                            Mi padre estaba trabajando. Pero mi madre se encontraba poniendo la compra en su sitio en la cocina. Le dije que iba a salir más tarde.
-¿Es que piensas ir a ver a esa chica?-me espetó, refiriéndose a ti.
                         Nunca entendí el porqué mi madre no podía soportar el verte contigo.
-Esa chica, como tú la llamas, es mi novia-le contesté.
                          Mi madre abrió el frigo. Al mismo tiempo, empezó a quejarse.
                         Dijo un montón de tonterías acerca de ti que no vale la pena recordar. Yo opté por ignorarla. Vi cómo metía lomo colocado en una bandeja y envuelto en plástico en el congelador.
                         Cerró con fuerza el frigo. Me miró casi con rabia.
-¡Nunca estás en casa por culpa de ella!-me acusó-¡Bibiana te está alejando de nosotros! ¡Soy tu madre!
-Bibi me necesita-le recordé.
-Su madre se casó hace poco. Tendría que estar con ella en el hospital el que es ahora su marido. ¡Tú no tienes nada que ver con esa familia!
-Bibi es mi novia. ¡Y me pienso casar con ella!



                             Llevo mucho rato dándole vueltas al asunto.
                             Me di una ducha fría antes de ponerme la misma ropa que llevaba antes y salir.
                             Quiero pensar que mis padres me entienden. No obstante, ellos fueron adolescentes hace mucho tiempo. Las cosas eran distintas. Pero los sentimientos seguían siendo los mismos que yo estoy experimentando. Ellos también debieron de haberse enamorado.
                             No conozco mucho acerca del noviazgo de mis padres. Mis padres son algo mayores que tu madre.
                             Quiero pensar que se casaron porque se amaban. Porque querían estar siempre juntos. Deseo creer que fui concebido con amor.
                              Aunque no siempre se cumple eso. No siempre un hijo es concebido por amor.
                             Me colé en tu habitación tras haber trepado por la fachada de tu casa. Tu hermano estaba durmiendo.
-Te estaba esperando-me dijiste cuando me abriste la ventana de tu habitación.
                               Estabas sola con Pedrito cuando llegué. La luz de tu cuarto estaba encendida.
                               Cuando yacimos desnudos en tu cama, me olvidé de todo.
                                Pensé que te estaba ayudando a olvidarte de todo cuando mis labios se apoderaron de tus labios. Cuando nos besamos de manera larga y profunda. Cuando mi lengua saboreó el interior de tu boca.
                                Quiero pensar que no estabas pensando en nada cuando te besé en el cuello repetidas veces. O cuando besé uno de tus pechos.
-Te quiero-te susurré.
                                Y mis manos acariciaron todo tu cuerpo.
                                Escribo estas líneas mientras permanezco acostado a tu lado en la cama, sintiendo tu respiración.
                                 Me estás abrazando.

1 comentario:

  1. Muy bonita, ¿es parte de una novela epistolar que tienes en mente? ;)
    Besos

    ResponderEliminar